Este martes 26 de agosto, el gobierno de Estados Unidos compartió por primera vez una imagen del significativo despliegue militar ordenado por el presidente Donald Trump en aguas del Caribe, frente a las costas de Venezuela. La fotografía evidencia la presencia naval que, según autoridades estadounidenses, busca enfrentar a los carteles del narcotráfico en la región.
La movilización comprende más de siete navíos de guerra y
unos 9.000 efectivos, incluyendo personal de la Marina y Marines, según datos
oficiales difundidos junto a la imagen. Esta demostración de fuerza genera gran
tensión en el régimen de Nicolás Maduro, dada la magnitud de los recursos
desplazados hacia la zona.
La orden presidencial forma parte de una estrategia de
máxima presión sobre Venezuela, con el argumento de combatir a las
organizaciones delictivas transnacionales y narcotraficantes que, según Washington,
cooperan con el Estado venezolano. En paralelo, la administración Trump ha
duplicado la recompensa para la captura de Maduro, elevándola a 50 millones de
dólares, y ha etiquetado a organizaciones como el “Cartel de los Soles” y el
Tren de Aragua como entidades terroristas
La respuesta del gobierno venezolano fue tajante. El
ministro de Defensa, Vladimir Padrino, anunció el despliegue de buques de la
Armada y drones a lo largo de la costa caribeña del país, incluyendo
patrullajes más contundentes en aguas territoriales. Además, el régimen
movilizó a millones de integrantes de la militancia armada en señal de defensa
ante lo que calificó de agresión imperialista
Expertos consultados en medios internacionales han señalado
que, aunque el despliegue parece más un mensaje político y estratégico que una
operación de intervención directa, su impacto simbólico es considerable. La
presencia de destructores Aegis y otros buques capaces de misiles de precisión
representa una clara demostración del poderío militar estadounidense frente a
Caracas
Mientras tanto, en las calles de Venezuela, la percepción
varía. Algunos ciudadanos interpretan que se trata de una escalada agresiva del
imperio; otros lo consideran un preludio a negociaciones o una forma de
presionar a Maduro, más que una amenaza inminente de invasión.
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