El dólar en Colombia cerró la última semana de agosto por encima de los $4.000, luego de moverse en un rango que osciló entre un máximo de $4.055 y un mínimo de $4.015. A pesar de la volatilidad global y de las señales emitidas por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), la divisa mostró un comportamiento estable, que analistas califican como una “calma tensa” de cara a las decisiones de política monetaria que se avecinan tanto en Washington como en Bogotá.
Durante los días comprendidos entre el 25 y el 29 de agosto, la cotización del dólar en Colombia se mantuvo en un rango estrecho. Comenzó la semana en $4.028, alcanzó el martes su máximo en $4.055 y terminó el viernes en $4.015, el nivel más bajo de la jornada. En total, acumuló una variación semanal de –0,32 %, lo que refleja, según los expertos, una relativa estabilidad en medio de la expectativa global.
“Lo que vemos es un mercado cambiario tranquilo. El USD/COP cerró la semana con una variación de –0,02 %, comportamiento que fue casi idéntico al del índice DXY, que también permaneció plano”, explicó Jhon Torres, economista y docente de la Uniagustiniana.
Para Torres, el umbral de los $4.000 será el punto de referencia clave en los próximos días. “Si la divisa logra mantenerse por encima de ese nivel, podría consolidar un soporte; de lo contrario, abriría la puerta a caídas adicionales”, indicó.
Factores que añaden incertidumbre
Aunque el balance semanal fue de calma, varios elementos internacionales alimentan la incertidumbre. Jairo Ramírez, gerente general de Fincomercio, señala que la política monetaria de la Fed no es el único factor en juego. “Se suma la reciente destitución de la gobernadora Lisa Cook, que genera dudas sobre la cohesión interna del banco central estadounidense; la intención del presidente Joe Biden de influir más en las decisiones de política monetaria, lo que cuestiona su independencia, y un escenario internacional marcado por tensiones geopolíticas”, explicó.
En conjunto, agregó Ramírez, la moneda estadounidense se encuentra en un “delicado equilibrio”: la expectativa de recortes de tasas le resta fuerza, pero la inestabilidad política e institucional en Estados Unidos podría añadir episodios de volatilidad.
El rumbo del dólar en Colombia está estrechamente vinculado a lo que ocurra en Estados Unidos. La reunión anual de Jackson Hole fue determinante para el ánimo de los inversionistas. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, reconoció que el mercado laboral comienza a enfriarse, al tiempo que persisten riesgos sobre la inflación.
Su discurso dejó abierta la posibilidad de un recorte de tasas en septiembre, lo que debilitó al dólar a nivel global. “El comportamiento del dólar durante la semana mostró una tendencia a la baja, influenciado principalmente por las declaraciones de Powell. Esto reduce el atractivo del billete verde y fortalece monedas emergentes como el peso colombiano”, aseguró Ramírez.
No obstante, el impacto no es lineal. Si la Fed recorta las tasas porque la economía estadounidense se enfría más de lo previsto, el efecto podría ser ambiguo: en el corto plazo, un dólar más débil favorecería al peso, pero a mediano plazo una menor demanda global podría golpear a economías dependientes de sus exportaciones, como la colombiana.
Septiembre, un mes decisivo
El noveno mes del año tendrá dos momentos clave para el mercado cambiario: la reunión de la Fed en Estados Unidos y la decisión del Banco de la República en Colombia.
Según la firma Global66, el tono flexible de Powell elevó la probabilidad de un recorte de tasas en septiembre al 82,9 %, lo que ya se refleja en un retroceso del dólar hacia el soporte de $4.000.
En Colombia, la atención estará puesta en la próxima reunión del Emisor. “El nivel psicológico de los $4.000 marcará la referencia inmediata, y el rumbo dependerá de si logra sostenerse por encima o rompe ese piso”, reiteró Torres.
En julio, el Banco de la República sorprendió al mercado al mantener su tasa de interés en 9,25 %, contrariando la expectativa de un recorte. La decisión se sustentó en que, aunque la inflación anual descendió a 4,82 % en junio, los riesgos de mediano plazo permanecen. La inflación básica también se estabilizó en ese nivel, interrumpiendo su tendencia descendente, y las expectativas de inflación siguen por encima de la meta oficial del 3 %.
La determinación del Emisor generó tensiones con el Gobierno. El ministro de Hacienda, Germán Ávila, manifestó públicamente su desacuerdo y pidió acelerar los recortes para estimular el crecimiento. Incluso el presidente Gustavo Petro fue más crítico: acusó al Banco de “querer acabar la economía colombiana”.
Estas diferencias han moderado las proyecciones de recortes hacia finales de 2025. BBVA Research espera una política más contractiva de lo anticipado, mientras que Itaú prevé que la tasa de interés cierre el año en 8,75 %, más alta de lo estimado meses atrás. Otros analistas, como Jackeline Piraján, de Scotiabank Colpatria, advierten que los recortes podrían reanudarse recién en el primer trimestre de 2026.
De acuerdo con la más reciente Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo, el mercado espera que la tasa de cambio cierre 2025 en torno a los $4.150. Ese pronóstico apunta a un dólar relativamente estable, aunque condicionado a riesgos externos como la política monetaria estadounidense, la evolución de la economía china y la persistencia de tensiones geopolíticas.
En el frente interno, la incertidumbre radica en la relación entre el Gobierno y el Banco de la República, que podría presionar las expectativas del mercado si se percibe una pérdida de autonomía en la política monetaria.
Una calma frágil
Con todo, el balance de la semana dejó un dólar estable, pero esa estabilidad depende de factores que podrían cambiar en cuestión de semanas. El mercado cambiario colombiano se encuentra a la espera de dos decisiones clave en septiembre: la de la Fed, que marcará el rumbo global, y la del BanRep, que definirá la orientación interna.
En palabras de Ramírez, “la divisa se encuentra en un delicado equilibrio”. Y en ese equilibrio, lo que ocurra en las próximas semanas será determinante para definir si el dólar en Colombia consolida su estabilidad o si, por el contrario, retoma una senda de volatilidad.
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