Un potente terremoto de magnitud 6,0 sacudió el este de Afganistán en la madrugada del lunes, provocando una tragedia humanitaria de gran alcance. Según las cifras divulgadas por las autoridades talibanes, al menos 800 personas han perdido la vida y otras 2.755 resultaron heridas, principalmente en las provincias de Kunar y Nangarhar, donde se registraron los mayores daños materiales y humanos.
El epicentro del sismo se localizó a 27 kilómetros de la
ciudad de Jalalabad, capital de Nangarhar, a una profundidad de ocho
kilómetros. El temblor fue seguido por varias réplicas que aumentaron la
destrucción en una región de por sí frágil y empobrecida. Testigos relataron
que numerosas viviendas de adobe y construcciones de baja resistencia se
derrumbaron en cuestión de segundos, dejando a miles de familias atrapadas bajo
los escombros.
Distritos más afectados
Las autoridades locales señalaron que los distritos de
Nurgal, Sawkay, Watapur, Dara Pech y Chapi Dara figuran entre los más
golpeados. En estas zonas rurales, donde la infraestructura es precaria y los
servicios de emergencia limitados, la magnitud del desastre se ha multiplicado.
La falta de carreteras en buen estado ha dificultado el acceso de los equipos
de rescate, que intentan llegar a las aldeas más remotas con maquinaria pesada
y asistencia médica.
“Muchas casas quedaron reducidas a escombros. La gente
grita pidiendo ayuda mientras buscamos sobrevivientes con nuestras manos”,
declaró un voluntario de la Media Luna Roja Afgana que participa en las labores
de rescate en Kunar.
Emergencia nacional
El gobierno talibán decretó el estado de emergencia y ha
solicitado apoyo de la comunidad internacional. Brigadas de rescate, personal
médico y unidades de ingeniería civil han sido desplegadas a contrarreloj para
atender a los damnificados. Los hospitales de Jalalabad y Asadabad, capital de
Kunar, están colapsados ante la llegada masiva de heridos.
En un comunicado oficial, el Ministerio de Gestión de
Desastres de Afganistán reconoció que las cifras de víctimas podrían aumentar
en las próximas horas, ya que continúan las labores de búsqueda en áreas de
difícil acceso. “Necesitamos urgentemente tiendas de campaña, medicamentos y
alimentos. Miles de familias han quedado sin hogar”, indicó el organismo.
Respuesta internacional
Las primeras muestras de solidaridad llegaron desde países
vecinos como Pakistán, que ofreció el envío de equipos de rescate
especializados y asistencia médica. Naciones Unidas, a través de la Oficina
para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), expresó su preocupación
por la magnitud de la tragedia y anunció que activará mecanismos de ayuda de
emergencia para atender a los afectados.
Organizaciones humanitarias que ya operaban en Afganistán,
como Médicos Sin Fronteras y la Cruz Roja, han redoblado sus esfuerzos en la
región. Sin embargo, los desafíos logísticos y la inestabilidad política del
país complican el despliegue de la ayuda.
Un país vulnerable
Este terremoto vuelve a poner de relieve la vulnerabilidad
de Afganistán frente a los desastres naturales. El país, atravesado por fallas
geológicas activas, ha sufrido en el pasado eventos sísmicos de gran impacto.
En 2022, un sismo de magnitud 5,9 en la provincia de Paktika dejó más de 1.000
muertos y miles de damnificados.
La precariedad de las viviendas, sumada a décadas de
conflicto armado, pobreza y limitadas capacidades institucionales, convierte a
Afganistán en uno de los lugares más expuestos a catástrofes de este tipo.
Llamado a la solidaridad
En las calles de Jalalabad y Kunar, los sobrevivientes
intentan asimilar la magnitud del desastre. Muchos se encuentran buscando a
familiares desaparecidos mientras otros improvisan refugios a la intemperie. La
prioridad inmediata es rescatar a quienes puedan estar atrapados y garantizar
atención médica a los heridos.
La comunidad internacional enfrenta ahora el desafío de
canalizar ayuda humanitaria urgente, en un contexto donde millones de afganos
ya dependen de asistencia debido a la crisis económica y alimentaria que
atraviesa el país.
“Estamos devastados, pero seguimos buscando esperanza entre los escombros”, dijo un residente de Sawkay, reflejando el dolor de una nación golpeada por una nueva tragedia.
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