Gobierno de Colombia enfrenta su mayor golpe tras ataques de Calarcá e Iván Mordisco”


Este jueves 21 de agosto, Colombia se vio sacudida por dos ataques atribuidos a disidencias del antiguo grupo guerrillero FARC: primero, en Amalfi (Antioquia), un helicóptero policial fue derribado mediante un dron explosivo, en momentos en que brindaba apoyo a labores de erradicación manual de cultivos ilícitos, matando a 12 uniformados e hiriendo a cuatro

El Gobierno culpó al frente 36 del Estado Mayor Central —una estructura disidente al mando del alias “Calarcá” (Óscar Javier Cuadros Zea, alias “Chejo”)— de este ataque planificado

Horas más tarde, en Cali, dos carros bomba estallaron cerca de la base aérea Marco Fidel Suárez, dejando entre seis y once muertos (según distintas fuentes) y decenas de heridos —entre 50 y más de 60, según los reportes.

Estas acciones marcan una escalada en las técnicas violentas usadas por estas estructuras: la combinación de drones explosivos y carros bomba es inédita en magnitud y sofisticación. El uso de drones en el derribo en Antioquia no solo elevó el saldo trágico, sino también el simbolismo del nuevo terrorismo armado en Colombia

El presidente Petro, quien había impulsado el diálogo con diversos grupos armados desde su llegada al poder, reconoció que la política de negociación ha fracasado con estas facciones. Desde Valledupar, anunció un cambio radical en su discurso: ordenó que las disidencias que rechazaron el diálogo sean consideradas “estructuras terroristas” vinculadas al narcotráfico, perseguibles “en cualquier lugar del planeta, incluido Bogotá”. Además, solicitó a la agencia de defensa jurídica que inicie un proceso ante el Estatuto de Roma por posibles crímenes de lesa humanidad

Esto representa una ruptura simbólica y práctica con su propuesta de “Paz Total”, que ya venía siendo cuestionada —especialmente tras revelarse que “Calarcá” fue detenido en junio de 2024, pero liberado por hacer parte del comité de negociación y protegido por la UNP.

Consecuencias inmediatas: fortalecimiento de la respuesta estatal

Como respuesta a los atentados, las autoridades activaron medidas de seguridad excepcionales. En Cali, el alcalde decretó la militarización de la ciudad y ofreció una recompensa millonaria (aproximadamente 400 millones de pesos) por información que permitiera capturar a los responsables

En Antioquia, fuerzas militares fueron movilizadas a la zona de Amalfi para estabilizar el área y proceder a la evacuación de heridos y cuerpos

Un punto de quiebre en la narrativa de paz de Petro

Los hechos del 21 de agosto obligaron al presidente Gustavo Petro a reemplazar el enfoque conciliador por una estrategia de confrontación clara: considerar a los grupos armados residuales como objetivos terroristas globales, sujetos a persecución transnacional y sanciones penales conforme al derecho internacional.

Este episodio es, sin duda, uno de los hitos más dramáticos del último año de su mandato; un año que cerrará con los sueños de la “Paz Total” tan distantes como nunca —y al precio de la sangre de múltiples uniformados y civiles inocentes.


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