Inflación en Colombia desciende a niveles de 2021 y abre espacio para una posible baja en la tasa de interés

*Con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 4,82% en junio, el país experimenta un alivio en su dinámica inflacionaria. Expertos consideran que el Banco de la República podría tener ahora más argumentos para reducir su tasa de intervención.

La inflación en Colombia continúa cediendo terreno y en junio de 2025 alcanzó un nivel que no se veía desde 2021, según el más reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Con una variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 4,82%, el país consolida una tendencia descendente que genera nuevas perspectivas tanto para la política monetaria como para la economía en general.

El dato, que se ubicó en la parte baja de las proyecciones de los analistas, fue recibido con moderado optimismo por los expertos económicos, quienes ven en esta evolución una oportunidad para que el Banco de la República revise su actual tasa de intervención, fijada en 9,25%. Esta tasa es el costo que las entidades financieras deben pagar al banco central por la liquidez que este les suministra, y su posible reducción ha sido una constante en los llamados del presidente Gustavo Petro, quien busca dinamizar el crecimiento económico.

Un junio más favorable 

El comportamiento de la inflación mensual en junio refuerza el giro positivo que está experimentando la economía colombiana. La cifra se ubicó en 0,10%, por debajo tanto del pronóstico de los analistas (0,19%) como de la estimación de la propia autoridad monetaria (0,22%). Esta sorpresa favorable permitió que la inflación anual descendiera 23 puntos básicos frente al registro de mayo, consolidando una senda de moderación que se ha venido fortaleciendo desde inicios del año.

BBVA Research, en un análisis reciente, calificó el comportamiento de la inflación como un indicio de que el ciclo inflacionario podría estar entrando en una fase de mayor estabilidad, destacando factores estructurales y coyunturales que han ayudado a contener las presiones sobre los precios.

Reducción notable en alimentos perecederos

Uno de los elementos más determinantes en la reducción de la inflación ha sido la marcada caída en los precios de los alimentos perecederos. El informe del BBVA destaca particularmente el caso de productos como la papa y la cebolla, que registraron variaciones anuales negativas de 37,2% y 17,4%, respectivamente. Esta dinámica ha tenido un fuerte impacto en la canasta básica de los hogares y, en consecuencia, en el IPC general.

Sin embargo, no todos los componentes de la canasta alimentaria se han comportado igual. Mientras los perecederos se abarataron, los alimentos procesados y las carnes mantuvieron una inflación estable, sin grandes reducciones. Esta diferenciación sugiere que, aunque algunos productos esenciales muestran alivio, la percepción general del costo de vida entre los consumidores puede continuar siendo ambigua.

Bienes y servicios

En el segmento de la inflación sin alimentos, el panorama presenta matices. Por un lado, los bienes experimentaron un ligero repunte, con una variación anual del 1,6%, un aumento de 14 puntos básicos con respecto a mayo. Este crecimiento fue menos pronunciado que en meses anteriores, lo que, según el informe, puede estar asociado a la reciente apreciación del peso colombiano frente al dólar. Esta revaluación de la moneda nacional ha contribuido a contener el costo de los bienes importados, aliviando parcialmente la presión sobre el consumidor final.

Por otro lado, los servicios mostraron apenas un descenso marginal en su inflación anual, ubicándose en 6,0%, apenas seis puntos básicos por debajo del mes anterior. Dentro de esta categoría, los arriendos experimentaron una moderación en su variación anual, un aspecto clave dado su peso en el gasto de los hogares urbanos. Sin embargo, la lentitud en la corrección de los precios en este sector mantiene cierta rigidez en la inflación estructural.

Alivio en productos regulados

La inflación en productos regulados —como los servicios públicos domiciliarios— mostró señales más alentadoras. En junio, la inflación anual de este grupo descendió hasta 5,5%, una reducción de 82 puntos básicos frente al mes anterior. Este comportamiento se explica principalmente por la caída en los precios de la energía eléctrica y, en menor medida, por la moderación en las tarifas del suministro de agua.

Estos ajustes son particularmente relevantes en el contexto actual, donde los costos de servicios públicos representan una carga significativa para los hogares, especialmente los de menores ingresos. La contención de estos precios, sumada a la estabilidad del tipo de cambio, fortalece la percepción de una recuperación gradual del poder adquisitivo.

Inflación estructural bajo control

Un indicador clave seguido de cerca por el Banco de la República es la inflación sin alimentos ni regulados, también conocida como núcleo inflacionario. Según BBVA Research, este indicador se mantuvo estable en torno al 4,8%, una señal positiva que refuerza la idea de que la inflación estructural está bajo control. Este comportamiento es vital para el banco central, ya que representa una base más sólida para evaluar decisiones futuras de política monetaria.

La evolución de la inflación en Colombia también ha estado influenciada por el entorno internacional. La reciente apreciación del peso frente al dólar ha reducido el impacto de los precios globales sobre la economía nacional, en especial en lo relacionado con bienes importados y materias primas. Esta ventaja ha permitido al país mantener una inflación anual inferior a la de varias economías de la región, posicionándolo como uno de los países con mayor estabilidad de precios en el primer semestre de 2025.

¿Bajará el Banco de la República la tasa de interés?

El descenso de la inflación a niveles similares a los de 2021 ha reavivado el debate sobre una posible reducción en la tasa de interés de referencia. Aunque el Banco de la República ha mantenido una postura prudente en su política monetaria, la nueva realidad inflacionaria podría ofrecerle más margen de maniobra para actuar.

La decisión, sin embargo, dependerá de que la tendencia descendente se mantenga en los próximos meses y que no surjan choques externos —como una subida de los precios internacionales del petróleo o una depreciación del tipo de cambio— que alteren el equilibrio actual.

En suma, el descenso de la inflación en Colombia responde a una combinación de factores internos y externos: desde la caída en los precios de algunos alimentos hasta la apreciación del peso y la contención de productos regulados. Esta situación ha permitido un respiro para los hogares y ofrece señales positivas para el rumbo económico del país.

Sin embargo, los expertos advierten que aún es necesario mantener una vigilancia estrecha sobre todos los componentes del IPC, ya que cualquier alteración en alguno de ellos podría revertir los avances logrados. De momento, el país parece estar transitando hacia una fase de mayor estabilidad inflacionaria, lo que abre espacio para políticas más expansivas que impulsen el crecimiento económico en la segunda mitad del año.


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