La ya tensa relación diplomática entre Colombia y Estados Unidos suma un nuevo episodio que incrementa el nivel de fricción bilateral.
Esta vez, el hecho gira en torno a una carta enviada por el presidente colombiano, Gustavo Petro, a su homólogo estadounidense, Donald Trump, con el propósito de calmar las aguas tras una serie de declaraciones polémicas. Sin embargo, la misiva podría no haber sido recibida oficialmente, o al menos no leída por el mandatario norteamericano, según declaraciones recientes desde Washington.
La controversia surgió cuando Karoline Leavitt, asistente del presidente Trump, fue interrogada por periodistas durante una atención a medios. Uno de los comunicadores preguntó si el presidente estadounidense había recibido y leído la carta enviada por Petro, en la que este se disculpaba por comentarios que insinuaban una supuesta implicación del Gobierno de EE. UU. en un intento de golpe de Estado en Colombia.
“No estoy segura si el presidente ha visto esa carta, pero puedo verificarlo con él en el Consejo de Seguridad Nacional. Le daremos la respuesta. Si sigue en contacto con mi equipo, lo averiguaremos para usted”, respondió Leavitt con un tono que fue interpretado como desinteresado por parte de los asistentes al evento.
La declaración despertó inquietudes tanto en Colombia como en Estados Unidos, al poner en duda la efectividad de los canales diplomáticos entre ambas naciones. Medios colombianos habían reportado que el documento fue enviado con carácter de urgencia el pasado 23 de junio, y que contenía un mensaje de reconciliación por parte del presidente Petro, en un intento por “pasar página de los malentendidos y mirar hacia adelante”.
En la carta, cuyo contenido fue divulgado por la prensa nacional, el mandatario colombiano aclara que sus declaraciones no tenían la intención de señalar de manera directa a funcionarios estadounidenses. “Deseo aclarar que cualquier expresión mía que haya sido interpretada como una acusación directa sobre la participación en un supuesto golpe de Estado en Colombia, no tenía la intención de señalar a nadie de manera personal ni de cuestionar sin fundamentos el papel de los Estados Unidos”, expresó Petro en el texto.
Sin embargo, el hecho de que la carta no haya llegado a manos del presidente Trump, o que este no tenga conocimiento de su existencia, refleja una posible desconexión entre las oficinas diplomáticas de ambos países, lo que complica aún más la situación.
Este episodio se suma a una serie de desencuentros que han marcado las relaciones entre Bogotá y Washington en los últimos meses. En semanas recientes, ambos países llamaron a consultas a sus respectivos embajadores, una medida inusual que denota una situación de fricción diplomática grave.
El deterioro en las relaciones ha estado alimentado por lo que en Washington se interpreta como una narrativa hostil por parte del Gobierno colombiano hacia Estados Unidos, expresada en distintos foros internacionales. La tensión se intensificó tras la publicación de unos audios por el diario El País de España, en los que, presuntamente, el exministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Álvaro Leyva, sugiere que existiría un plan coordinado entre congresistas norteamericanos y sectores políticos colombianos para desestabilizar el gobierno de Gustavo Petro.
La carta del presidente colombiano pretendía suavizar esas tensiones y abrir la puerta a una recomposición del diálogo bilateral, clave en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y cooperación en migración. No obstante, la falta de confirmación sobre su recepción por parte de Trump podría entorpecer aún más el ambiente diplomático entre ambas naciones.
Por ahora, la Casa de Nariño no ha emitido una respuesta oficial a las declaraciones de Karoline Leavitt, pero sectores diplomáticos en Bogotá consideran que se trata de una señal preocupante sobre el estado actual de la comunicación entre ambos gobiernos, justo cuando más se necesita un canal claro y efectivo de interlocución.
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