La declaración, transmitida por su portavoz Karoline Leavitt, llega tras una semana de intensos enfrentamientos entre Israel e Irán, que han dejado cientos de muertos y han puesto a la región al borde de una guerra total. “Basado en la posibilidad sustancial de negociaciones que podrían o no tener lugar con Irán en el futuro cercano, tomaré mi decisión dentro de dos semanas”, afirmó Trump.
Mientras tanto, los ministros de Exteriores de Francia, Alemania, Reino Unido e Irán se reúnen en Ginebra en lo que podría ser la última oportunidad para una solución diplomática. El canciller británico, David Lammy, declaró que “se abre una ventana crítica para alcanzar un acuerdo antes de que se agote el tiempo”.
Desde Teherán, el ministro de Exteriores Abbas Araghchi ha reiterado que no habrá diálogo con Estados Unidos mientras continúen los ataques israelíes. “Los estadounidenses quieren negociaciones, pero no hay lugar para el diálogo hasta que cese la agresión”, afirmó.
Trump, por su parte, ha mantenido una postura ambigua. Aunque ha insinuado que Estados Unidos tiene la capacidad de destruir instalaciones nucleares iraníes como la planta de Fordo, también ha dicho que “puede que lo haga, puede que no”.
La comunidad internacional observa con preocupación. La ONU ha reconocido que no puede verificar el estado de los materiales nucleares iraníes debido a las restricciones impuestas por Teherán. Mientras tanto, los misiles siguen cruzando los cielos de la región.
Dos semanas. Ese es el margen que tiene la diplomacia antes de que la historia pueda cambiar de rumbo.
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