El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una nueva y contundente advertencia a Colombia en medio del reciente despliegue militar estadounidense en aguas del Caribe. Aunque la Casa Blanca sostiene que estas operaciones buscan frenar el narcotráfico, las declaraciones del mandatario han reavivado la tensión diplomática con el Gobierno del presidente Gustavo Petro y han encendido alarmas sobre un posible endurecimiento de la estrategia norteamericana en la región.
En declaraciones a medios estadounidenses, Trump afirmó que Colombia produce “mucha droga” y señaló directamente al jefe de Estado colombiano. Según el mandatario norteamericano, Petro debe “darse cuenta” de la magnitud del problema, pues —advirtió— el país podría convertirse en el “siguiente objetivo” de Washington después de Venezuela si no adopta medidas más contundentes. Sus palabras profundizaron una postura crítica que Trump ha sostenido desde el inicio del actual gobierno colombiano.
Consultado sobre si ha tenido contacto con Petro, Trump respondió con frialdad: “La verdad es que no he pensado mucho en él. Ha sido bastante hostil con Estados Unidos y no le he dado mucha importancia. Va a tener serios problemas si no se da cuenta”. La declaración deja claro que, desde su perspectiva, la relación bilateral atraviesa un momento de distanciamiento marcado por reproches y reclamos mutuos.
La respuesta del presidente colombiano no tardó. Apenas se hicieron públicas las declaraciones del mandatario estadounidense, Petro publicó en sus redes sociales un mensaje destacando la incautación de una tonelada de cocaína en Cartagena, cargamento que tenía como destino la ciudad de Milán, Italia. El presidente subrayó un aspecto que suele recalcar en su política de seguridad: el operativo se llevó a cabo “sin un solo muerto”, lo que para él evidencia la efectividad de la fuerza pública sin necesidad de recurrir a métodos letales.
“La Policía Nacional incauta una tonelada de cocaína en Cartagena. La cocaína venía en vehículos y fue detenida en Cartagena sin un solo muerto. Iba con destino a Milán, Italia”, publicó el jefe de Estado, dejando entrever un mensaje directo a sus críticos: la lucha contra el narcotráfico continúa, pero bajo un enfoque distinto al de gobiernos anteriores.
Sin embargo, la controversia no se limita a este cruce de declaraciones. Trump ha insistido, en múltiples escenarios, en que Estados Unidos tiene la facultad legal para bombardear laboratorios o embarcaciones utilizadas para transportar drogas en países extranjeros. Durante su administración, la Casa Blanca ha sostenido que tales acciones están contempladas en las leyes de guerra. No obstante, como reveló The New York Times, aunque los resultados de cada operación militar se han divulgado públicamente, no se ha presentado el análisis jurídico que sustente la legitimidad de estos ataques en territorio o aguas de otros países.
“Colombia está fabricando cocaína. Tienen fábricas enteras de cocaína. Y luego nos venden la cocaína. Cualquiera que haga eso y lo venda en nuestro país está sujeto a ataque”, declaró Trump en una rueda de prensa realizada el martes 9 de diciembre. Su afirmación se suma a una narrativa que combina advertencias militares, presión diplomática y un discurso de mano dura contra los gobiernos de la región que, según él, no actúan con la firmeza suficiente frente al narcotráfico.
En una entrevista con Politico, el mandatario estadounidense reiteró su enfoque poniendo como ejemplo a Venezuela. Reveló que su administración ha atacado embarcaciones usadas para el transporte de estupefacientes y que algunas de ellas han sido bombardeadas cerca de las costas venezolanas. También aseguró que las agencias estadounidenses están rastreando y arrestando a supuestos “asesinos” que, según su versión, habrían ingresado a territorio estadounidense provenientes de Venezuela.
“11.888 asesinos entraron a nuestro país, y el estúpido de Joe se los llevó. Y ahora los estamos sacando. Los estamos encontrando. Encontramos a muchos y los estamos sacando o encarcelando”, afirmó Trump, en referencia al presidente Joe Biden. Añadió que algunos de estos individuos son “tan peligrosos” que Estados Unidos prefiere no deportarlos para evitar su eventual regreso.
En este contexto, las advertencias a Colombia se interpretan como parte de una estrategia regional más amplia, en la que Estados Unidos combina presencia militar, mensajes directos a los gobiernos y discursos de alta tensión política. Mientras tanto, desde Bogotá, el Gobierno insiste en que sus esfuerzos contra el narcotráfico avanzan bajo un enfoque que prioriza la vida y la inteligencia operativa, marcando una distancia evidente con el estilo confrontacional del expresidente estadounidense.

0 Comentarios