
Antonio Sanguino, ministro de Trabajo.
La instalación oficial de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales abrió este lunes el debate sobre el salario mínimo que regirá en 2026. Sin embargo, el inicio del proceso estuvo marcado por una fuerte controversia entre el Gobierno Nacional y Fenalco, uno de los gremios empresariales históricamente más activos en esta mesa. Mientras el Ministerio de Trabajo destacó el cumplimiento estricto del procedimiento legal para buscar un acuerdo antes del 16 de diciembre, el gremio de los comerciantes anunció que no participará en las discusiones, al considerar que el Ejecutivo “dinamitó” la concertación al divulgar anticipadamente el incremento.

Sanguino también recordó la magnitud social y económica de este debate. Cerca de 12 millones de personas devengan hasta un salario mínimo en el país, lo cual convierte la negociación en un asunto trascendental para los hogares de menores ingresos. “Se trata de una decisión vital para la vida de los trabajadores y para la estabilidad del mercado laboral”, agregó.
La molestia de Fenalco se centra en que, según su versión, el Ejecutivo habría entregado una señal prematura sobre la dimensión del incremento, lo que en su opinión impide construir un diálogo equilibrado entre las partes. Para el gremio, la concertación implica que el Gobierno solo defina su posición una vez escuchados los argumentos técnicos y económicos de empresarios y trabajadores. “En estas condiciones no es posible deliberar con transparencia ni sentar posiciones responsables frente al país”, indicó la organización.
La renuncia temporal de Fenalco a la mesa genera un ambiente de incertidumbre, pues este gremio representa a un sector clave de la economía, altamente intensivo en mano de obra y directamente afectado por las variaciones del salario mínimo. Además, su presencia ha sido tradicionalmente determinante para la construcción de consensos en años anteriores.
A pesar de la tensión, el Ministerio de Trabajo sostuvo que la mesa seguirá funcionando con normalidad y que espera que Fenalco reconsidere su decisión. Desde la cartera laboral se insistió en que no se ha emitido ninguna cifra oficial sobre el eventual incremento, y que el Gobierno solo ha expresado generalidades sobre la importancia de proteger el ingreso y el poder adquisitivo de los trabajadores.
El proceso de concertación avanza ahora en un ambiente frágil, en el que centrales obreras, Gobierno y el empresariado restante deberán buscar puntos de encuentro. Con el reloj corriendo hacia el 16 de diciembre, fecha límite para lograr un acuerdo, la negociación del salario mínimo de 2026 arranca con el desafío de recomponer confianzas y devolverle al diálogo social su papel protagónico en la definición de una de las decisiones económicas más importantes del año.
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