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| Santiago Botero y Miguel Uribe |
El partido Centro Democrático vive uno de los episodios más tensos de su proceso interno para escoger candidato a la Presidencia de la República, luego de que la colectividad confirmara la exclusión de Miguel Uribe Londoño de la lista de aspirantes. La decisión generó confusión, reclamos públicos y fuertes señales de fractura entre los precandidatos.
El anuncio fue divulgado por la dirección del partido, que explicó que la medida se adoptó a partir de una información transmitida por el también precandidato Abelardo de la Espriella, quien habría reportado al expresidente Álvaro Uribe Vélez que Miguel Uribe Londoño había renunciado a su aspiración para sumarse a su campaña. Según la colectividad, ese reporte llevó a asumir como cierta la supuesta declinación, razón por la cual se procedió a retirarlo del grupo de precandidatos.
Sin embargo, la versión fue desmentida por el propio Uribe Londoño, quien reaccionó de inmediato y solicitó a la dirección del partido corregir públicamente la información. A través de comunicaciones internas y externas, dejó claro que no ha renunciado a su candidatura, ni ha manifestado intención alguna de adherir a la campaña de otro precandidato. Su reclamo abrió un debate interno sobre la correcta verificación de la información y la transparencia en el proceso de selección.
“Solicito respetuosamente que se rectifique la información divulgada y se restablezca la verdad sobre mi continuidad en la contienda”, habría sido el mensaje enviado a la dirección del partido, según fuentes cercanas al proceso. Para él, lo sucedido no solo afecta su nombre, sino que erosiona la credibilidad de un mecanismo que el partido ha presentado como democrático y participativo.
La controversia tomó mayor fuerza porque involucra directamente al expresidente Uribe, jefe natural del Centro Democrático, quien se enteró del supuesto retiro por medio del reporte de De la Espriella. El episodio dejó a varios sectores con dudas sobre si se trató de un malentendido, una interpretación apresurada o una maniobra política dentro de la puja interna.
Reacciones y comparaciones con “El Juego del Calamar”
En medio de este ambiente tenso, otro de los precandidatos, Santiago Botero, reaccionó de forma contundente a la decisión de apartar a Uribe Londoño. En un video publicado en su cuenta de X, Botero aseguró que los hechos recientes evidencian la falta de garantías al interior de la colectividad y comparó la situación con la popular serie surcoreana “El Juego del Calamar”.
“Estas elecciones parecen más el Juego del Calamar”, dijo en tono crítico, aludiendo a una dinámica interna en la que —según él— los aspirantes son descartados abruptamente y sin reglas claras. Botero consideró que lo ocurrido es un síntoma de un proceso “accidentado, confuso y poco transparente”, que pone en riesgo la imagen pública de una oposición que aspira a recuperar el poder ejecutivo en 2026.
Sus declaraciones rápidamente circularon entre militantes y analistas políticos, generando un amplio debate sobre la gobernabilidad interna del partido y la capacidad de manejar desacuerdos sin escalarlos a una crisis. Aunque no profundizó en acusaciones, Botero insistió en que la dirección debe garantizar igualdad para todos los aspirantes y evitar decisiones basadas en rumores o interpretaciones erróneas.
El desafío de recomponer el proceso
La situación ha obligado a la dirección del Centro Democrático a revisar los pasos administrativos que llevaron a la exclusión de Uribe Londoño. Aunque aún no se han conocido pronunciamientos definitivos, se espera que en las próximas horas se produzca una aclaración formal sobre su estatus dentro del proceso interno.
Para muchos observadores, el episodio refleja las tensiones naturales de una colectividad que intenta reorganizarse después de años de desgaste político, pero también evidencia fisuras que podrían afectar la unidad con miras a una elección presidencial altamente competitiva.
Mientras tanto, los precandidatos siguen activos en sus recorridos y comunicaciones, pero ahora bajo la sombra de un incidente que deja en entredicho la cohesión del partido. La pregunta que queda en el aire es si el Centro Democrático logrará recomponer el proceso y ofrecer una elección interna que inspire confianza tanto a los militantes como a la opinión pública.

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