En la ceremonia conmemorativa de los 94 años de la Casa Militar, realizada el jueves 20 de noviembre en Bogotá, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, asistió acompañado de su hija menor, Antonella, y aprovechó el evento para referirse a la situación que atraviesa su esposa, la primera dama Verónica Alcocer, quien —según él— enfrenta dificultades para regresar al país.
El acto, concebido para resaltar el papel histórico de la Casa Militar en la vida institucional del Estado, terminó convirtiéndose en un escenario donde el jefe de Estado habló no solo del legado de esta dependencia, sino también de los desafíos personales que afectan a su círculo más íntimo. Petro recordó que, aunque Alcocer sigue siendo su esposa legalmente, ya no conviven, una información que él mismo ha reconocido públicamente.
La intervención del mandatario tomó un tono emocional cuando se refirió a Alcocer, quien en las últimas semanas ha sido el centro de rumores y controversias. Esto se debe, en gran parte, a informes periodísticos provenientes de Suecia —especialmente del diario Expressen— que señalan un supuesto estilo de vida lujoso y ostentoso de la primera dama durante su estancia en Estocolmo. Dichas publicaciones han generado críticas y cuestionamientos en Colombia, particularmente porque Alcocer fue recientemente incluida en la Lista Clinton, una sanción del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que aplica restricciones económicas por presunta vinculación con actividades ilícitas, en este caso relacionadas con narcotráfico.
Frente a ese panorama, Petro hizo una defensa enfática de la madre de sus dos hijas menores, Sofía y Antonella. Dirigiéndose a los asistentes, señaló que gran parte de lo que se dice sobre ella es falso o está distorsionado. “Repetían lo mismo y fíjese que no era cierto, como no son ciertas muchísimas cosas”, afirmó. Y continuó: “La mamá de Antonella no puede llegar aquí porque no puede. A tal grado ha llegado la ignominia sobre mi gobierno. No es por otra razón, sino porque no puede. Y yo voy a hacer que pueda”.
Sus palabras dejaron claro que el problema no es menor. El mandatario describió la situación como una preocupación tanto personal como política, y catalogó lo que está ocurriendo como un acto de “ignominia”, una injusticia que está dispuesto a revertir.
Además, Petro agregó que, de no resolverse el asunto, su propia familia no podría reunirse. Usó ese ejemplo para ilustrar lo que considera una falla estructural en la sociedad colombiana: la incapacidad para resolver conflictos sin fragmentar a las familias. “Si un padre no puede hacer reunir a la madre con su hija, siendo mi propia familia, pues no voy a poder reunir las familias colombianas tampoco”, expresó con evidente carga emocional.
En medio de estas reflexiones, el presidente insistió en que su propósito es trabajar por una Colombia más cohesionada, donde las diferencias políticas y sociales no impidan la construcción de una “gran nación”. “Nos seguiremos matando y no seremos una gran nación. Y yo quiero que aquí haya una gran nación, una gran Colombia, que no la amenace nadie, ni de afuera ni de adentro, que no nos arrodillemos”, afirmó durante su discurso.
La mención a Alcocer no pasó desapercibida, ya que la primera dama ha estado en el centro de la atención mediática —nacional e internacional— desde la publicación de los informes sobre su presunto estilo de vida en Suecia. Dichas revelaciones han generado molestia en algunos sectores políticos que señalan una aparente contradicción entre el discurso de austeridad del gobierno y la vida personal de su familia.
A pesar de que Petro ha reconocido públicamente que ya no mantiene una relación sentimental con Alcocer desde hace meses, volvió a defenderla, esta vez desde su rol como madre de sus hijas. Recordó además que los reportes periodísticos corresponden al verano europeo, es decir, previos a la inclusión de Alcocer en la Lista Clinton. Recalcó también que ella es una mujer independiente y que nunca ha dependido del erario público.
Con este mensaje, el presidente dejó claro que, más allá del ámbito político, la situación de la primera dama lo afecta en lo personal y constituye una prioridad que espera resolver pronto.
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