La selección de Bolivia llega a Barranquilla con la ilusión intacta de clasificar al Mundial de 2026 y con la decisión de enfrentar a Colombia con sus mejores jugadores, en un duelo que puede marcar el destino de ambos equipos en las eliminatorias sudamericanas.
El seleccionador de la Verde, Óscar Villegas, afirmó este
lunes en rueda de prensa en La Paz que su equipo está preparado para dejarlo
todo en la cancha. “Queremos ansiosamente clasificar al Mundial, pero sabemos
que todo puede pasar en estas dos últimas fechas”, señaló, consciente de que el
reto no será fácil: primero Colombia en el calor del Caribe y luego Brasil en
la altura de El Alto, a 4.150 metros.
A falta de dos jornadas, Bolivia ocupa la octava posición
con 17 puntos, aún con posibilidades matemáticas de obtener un cupo directo,
aunque el panorama es complejo. Por delante están rivales directos como
Venezuela, séptima en la tabla y mejor ubicada para aspirar al repechaje, y
potencias como Colombia, ya clasificada, y Brasil, que buscará cerrar con
fuerza su camino al Mundial.
Villegas no se guarda nada para el partido en Barranquilla.
“Vamos a presentar todo lo mejor que tenemos en Colombia”, aseguró. Sin embargo,
el estratega también enfrenta un dilema: ocho jugadores clave cargan con
tarjeta amarilla y podrían perderse el decisivo duelo contra Brasil si son
sancionados. Entre ellos figuran Miguel Terceros, Gabriel Villamil, Roberto
Fernández, Diego Medina, Enzo Monteiro y Moisés Villarroel.
La Verde no disputa un Mundial desde su histórica
participación en Estados Unidos 1994, y este nuevo intento se vive como una
oportunidad de oro. Por eso, el equipo boliviano se aferra con uñas y dientes
al sueño de volver a estar en la máxima cita del fútbol.
En la previa, el experimentado portero Carlos Lampe,
referente del club Bolívar, reconoció la dificultad del reto. “El combinado
cafetero es una de las mejores selecciones de Sudamérica”, declaró, destacando
la calidad individual de figuras como Luis Díaz, ahora en el Bayern de Múnich,
y James Rodríguez, del León de México. A Díaz lo describió como “un jugador
veloz que se saca a dos rivales tranquilamente” y de James resaltó su visión:
“es muy claro con la pelota”.
Bolivia sabe que su visita a Barranquilla no será sencilla.
La hinchada cafetera, la humedad y el calor caribeño se suman a un rival que,
bajo la dirección de Néstor Lorenzo, ha mostrado solidez y jerarquía. Sin
embargo, la Verde se juega su última carta con la esperanza de prolongar el
sueño mundialista hasta la última jornada frente a Brasil.
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