Petro pide revisar los estatutos de la Celac y llama a construir una “humanidad libre” en la IV Cumbre Celac-UE


Durante la instalación de la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE), celebrada en Santa Marta, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, pronunció un discurso que combinó reflexiones políticas, ambientales y filosóficas sobre el papel de América Latina en el nuevo orden mundial.

El mandatario colombiano comenzó su intervención reconociendo los límites institucionales de la Celac, al afirmar que no podía hablar en nombre de todo el bloque debido a sus estatutos actuales. “No puedo hablar a nombre del conjunto de la Celac. Esa organización tiene unos estatutos que hacen que todo se decida por consenso. Creo que esos estatutos deberían modificarse, pero es un asunto que la Celac debe resolver, ya que esa forma de decisión le resta operatividad y capacidad”, indicó.

Petro insistió en que el mundo ha cambiado profundamente y que los organismos multilaterales deben adaptarse a esa transformación. “Es necesario hacer una evaluación: el mundo ha cambiado y siempre lo hará. En ese fluir, debemos analizar con profundidad la situación actual”, expresó, invitando a los países de América Latina y Europa a repensar sus estructuras de cooperación frente a los desafíos contemporáneos.

Un llamado a un diálogo global y plural

El jefe de Estado aprovechó la ocasión para promover una visión más inclusiva de las relaciones internacionales, apelando a la historia compartida entre ambos continentes. “Aquí hay un diálogo de civilizaciones y puede ser ejemplo para el mundo. Se encontraron dos civilizaciones con sangre, a espada y flecha durante un siglo aquí, matándose mutuamente. Ahora nos encontramos en paz. Dos civilizaciones diferentes, varias civilizaciones diferentes. Es posible una humanidad de la diferencia”, señaló.

En ese sentido, sostuvo que la cumbre entre la Celac y la Unión Europea debe servir como “un faro de luz en medio de la barbarie”, capaz de demostrar que el entendimiento entre culturas distintas es posible y necesario. “Una humanidad unánime es una humanidad muerta”, afirmó, subrayando que la pluralidad debe ser vista como riqueza y no como obstáculo.

“Por eso quiero que la cumbre Celac-Unión Europea, es mi deseo, sea un faro de luz en medio de la barbarie y pueda decirle al mundo que encontrarnos, que dialogar entre varios, que una democracia global y que una humanidad libre es posible ahora, aún cuando la barbarie avanza y asesina gentes”, enfatizó.

La violencia internacional y el llamado a defender la vida

En un tono más crítico, Petro abordó el contexto de violencia internacional que atraviesa distintas regiones del planeta. “¿Qué hacemos con esta reunión en el mundo de hoy en medio de los misiles?”, cuestionó el mandatario, haciendo referencia a los conflictos en el Medio Oriente, Ucrania y Rusia, pero también al Caribe.

Recordó que el Caribe fue la cuna de los ideales de libertad y democracia para América Latina, y advirtió que esos valores hoy se encuentran amenazados. “Aquí en el Caribe, donde nació para América la palabra libertad, la palabra democracia, la palabra poder popular, el Palenque, que era poder popular, lo que tenemos es que ser faro”, dijo.

El presidente insistió en que la defensa de la vida debe estar por encima de cualquier interés económico o militar. En este punto, evocó la cosmovisión indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta, que considera “el corazón del mundo”. “Este café que hacen los indígenas, el chocolate, el cacao, nuestros productos no son mercancías prioridad. Las mercancías son para la vida. La prioridad es la vida”, expresó.

La visión indígena y la protección ambiental

Petro destacó que los pueblos indígenas de la Sierra Nevada representan una resistencia histórica que ha permitido preservar un pensamiento ancestral centrado en la armonía con la naturaleza. “Un siglo de resistencia indígena. Por eso se subieron a las montañas, para preservar un pensamiento. Y ese pensamiento que aquí se expresa no es más que cuidar el corazón del mundo. Cuidar el corazón del mundo. Si aquí esto cae, se destruye el mundo. Es la tesis de los pueblos indígenas que viven aquí”, manifestó.

El mandatario vinculó esta cosmovisión con la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo que respete los límites ecológicos del planeta y priorice la vida sobre la ganancia. Su discurso, cargado de referencias simbólicas, buscó trasladar la sabiduría indígena al debate global sobre el cambio climático y la sostenibilidad.

El caso de Alejandro Carranza y los “misiles en el Caribe”

Uno de los momentos más emotivos de su intervención fue cuando relató la historia de Alejandro Carranza, un pescador colombiano que, según Petro, habría muerto en el Caribe tras el impacto de un proyectil. “Ahora caen misiles en el Caribe. Los mismos. La misma fabricación de los que caen en Gaza caen aquí sobre personas pobres, todas. En esta ciudad murió uno”, dijo.

Petro explicó que visitó a la familia de Carranza en un barrio vulnerable de Santa Marta. “La familia vive sin techo, aislada en el barrio más pobre de Santa Marta. Su hija quedó sin universidad. Era su ansia. Quizás el padre, desesperado por darle una universidad a su hija, hizo algo que no debió ser. Pero jamás esa familia, ni su padre, ni sus hijos, ni él podrían ser calificados como narcoterrorista”, narró.

El mandatario consideró que la muerte del pescador constituye una ejecución extrajudicial y criticó duramente el uso del término “narcoterrorista” para describir a víctimas civiles. “A la luz de los tratados que nosotros hemos firmado, a la luz también de la democracia y la libertad en el mundo, ha sido simplemente asesinado. Una ejecución extrajudicial. Ya son decenas en este mar que es hoy la casa que nos acoge”, afirmó.

Para Petro, clasificar de esa manera a personas humildes y vulnerables no solo invisibiliza el sufrimiento de las víctimas, sino que perpetúa un discurso que deshumaniza y justifica la violencia.

Un mensaje final de esperanza

El presidente concluyó su intervención con un llamado a construir una nueva forma de convivencia mundial basada en la diversidad, el respeto mutuo y la defensa de la vida. “La humanidad debe avanzar hacia una democracia global y una humanidad libre que permita nuestras diferencias. Solo así podremos evitar que la barbarie siga ganando terreno”, señaló.

En Santa Marta, ante los líderes de América Latina y Europa, Gustavo Petro volvió a proyectar su visión de un mundo más justo, donde la política se oriente al servicio de la vida y donde la diferencia sea el fundamento de la paz.


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