Colombia a la espera de la decisión de EE. UU. sobre la certificación antidrogas


La decisión que Estados Unidos anunciará el próximo 15 de septiembre sobre la certificación antidrogas de Colombia mantiene expectantes a Bogotá y Washington. El veredicto definirá si se renueva la confianza en el país como socio clave en la lucha contra el narcotráfico o si, por el contrario, se envía un mensaje de advertencia que podría tensar la relación bilateral.

En juego están cerca de USD 450 millones anuales en cooperación, recursos que sostienen programas de seguridad, defensa y desarrollo social. La resolución podría oscilar entre la certificación plena, la descertificación o una exención especial (waiver), figura que permite mantener la asistencia a pesar de un pronunciamiento negativo. Cada escenario abre interrogantes sobre el futuro de la cooperación y el margen de maniobra del presidente Gustavo Petro frente a las presiones de Washington.

Riesgos para la cooperación

El exembajador estadounidense en Bogotá, Kevin Whitaker, recordó en entrevista con la revista Semana que el gobierno norteamericano “tiene la facultad de tomar muchas decisiones, desde cortar toda la ayuda a un país hasta votar en contra de este en las instituciones financieras”. La advertencia da cuenta de los riesgos que enfrenta el presidente Gustavo Petro, quien ha planteado cambios de fondo en la estrategia antidrogas, como la reducción de la erradicación forzosa y un mayor énfasis en sustitución de cultivos.

De acuerdo con la Cámara de Comercio Colombo-Americana (AmCham), existen cuatro escenarios posibles: una descertificación dura, una descertificación moderada, una certificación condicionada por interés nacional y una certificación plena. La mayoría de analistas, sin embargo, descartan tanto la certificación total como la descertificación más severa, inclinándose por un escenario intermedio.

Impacto en seguridad y programas sociales

Según AmCham, una descertificación dura podría implicar una reducción de la cooperación entre el 60% y el 70%, es decir, entre USD 270 millones y USD 315 millones. Ello comprometería seriamente la capacidad institucional del Estado y pondría en riesgo la continuidad de programas estratégicos. Entre los rubros afectados estarían las horas de vuelo de helicópteros y aviones, los repuestos para aeronaves, el entrenamiento de pilotos, el combustible para buques de la Armada y los softwares de inteligencia.

Un escenario más moderado —con recortes del 30% al 40%— tendría consecuencias menos drásticas, pero impactaría proyectos sociales, de justicia y de seguridad ciudadana que dependen en buena medida del financiamiento externo. En ambos casos, el mensaje político hacia Colombia sería de advertencia frente al cumplimiento de los compromisos en la lucha antidrogas.

Un dilema político y diplomático

El recurso del waiver aparece como la alternativa más probable, según coincidieron expertos consultados por La Silla Vacía. Este mecanismo enviaría un mensaje de descontento desde Washington, pero al mismo tiempo permitiría mantener la cooperación intacta, reconociendo que la fuerza pública colombiana sigue siendo un aliado clave y que la relación bilateral tiene un historial de más de cuatro décadas de estrecha colaboración.

Para el presidente Petro, la decisión marcará un punto de inflexión. Una descertificación, incluso con exención, limitaría su margen de maniobra frente a la Casa Blanca y pondría a prueba su estrategia de transición hacia una política de drogas más orientada a la salud pública y al desarrollo rural. Por su parte, Estados Unidos deberá equilibrar sus intereses: enviar un mensaje firme contra el narcotráfico sin poner en riesgo un aliado estratégico en la región.


Publicar un comentario

0 Comentarios