El fenómeno comenzó a visibilizarse alrededor de las 15:30 horas mar adentro, y se desplazó hacia la costa entre las 17:00 y las 18:00, acompañado de ráfagas de viento y una perturbación atmosférica que le dio el aspecto de una ola gigante. Las imágenes se viralizaron en redes sociales, mostrando una estructura tubular que parecía girar sobre un eje horizontal, como si el cielo se enrollara sobre sí mismo.
Según el Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera (IPMA), la nube se formó por un contraste térmico entre la superficie fría del mar y la tierra cálida, lo que generó una corriente de aire horizontal propicia para este tipo de formaciones. Aunque su apariencia fue imponente, el IPMA aclaró que no representaba ningún riesgo para la seguridad pública, ya que no está asociada a tormentas severas ni fenómenos extremos.
Este tipo de nube fue oficialmente reconocida por la Organización Meteorológica Mundial en 2017 y pertenece a una categoría rara dentro de los géneros nubosos. Su presencia en tres ciudades costeras portuguesas ha reavivado el interés por los fenómenos atmosféricos poco comunes y ha dejado una estampa inolvidable en el cielo europeo.
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