Un avión de pasajeros Antonov An-24 operado por Angara Airlines se estrelló este jueves 24 de julio en una zona montañosa del extremo oriente ruso, cerca de la ciudad de Tynda, en la región de Amur. La aeronave, que cubría la ruta entre Blagovéshchensk y Tynda, transportaba entre 43 y 46 pasajeros —incluidos varios niños— además de seis miembros de la tripulación.
La comunicación con el avión se perdió cuando se encontraba a pocos kilómetros del aeropuerto de destino. Horas después, un helicóptero Mi-8 de los servicios de emergencia divisó el fuselaje en llamas en una ladera boscosa a unos 15 kilómetros de Tynda. Las imágenes aéreas muestran columnas de humo elevándose desde el lugar del impacto, en una zona de difícil acceso.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia confirmó el hallazgo, pero no ha proporcionado información sobre posibles sobrevivientes. Equipos de rescate especializados fueron desplegados en la zona, aunque las condiciones del terreno complican las labores de búsqueda.
Las cifras sobre el número de ocupantes varían según las fuentes oficiales. El gobernador de Amur, Vasili Orlov, indicó que viajaban 43 personas, entre ellas cinco menores, mientras que la agencia TASS reportó 46 pasajeros, incluidos dos niños. La aeronave, fabricada en 1976, tenía certificado de navegabilidad vigente hasta 2036.
La aerolínea Angara, con sede en Irkutsk, no ha emitido declaraciones públicas hasta el momento. Las autoridades rusas han abierto una investigación para esclarecer las causas del accidente, que podría estar relacionado con condiciones de visibilidad o fallas técnicas.
La tragedia ha generado conmoción en la región y se espera un pronunciamiento oficial del Kremlin en las próximas horas. Mientras tanto, familiares de los pasajeros aguardan noticias en medio de la incertidumbre
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