Esta iniciativa, que se ha convertido en una tradición local durante los meses más calurosos, lleva más de 20 años en funcionamiento y se extiende por dos meses cada verano. Los refugios, originalmente construidos como infraestructura defensiva, han sido adaptados con ventilación, iluminación, zonas de descanso y servicios comunitarios como corte de cabello gratuito, acceso a Wi-Fi y actividades recreativas.
Las imágenes difundidas por medios estatales muestran a familias, adultos mayores y estudiantes utilizando los espacios para leer, estudiar o simplemente descansar. En uno de los refugios, una niña fue fotografiada haciendo tareas escolares mientras voluntarios ofrecían refrigerios y asistencia básica.
La decisión de abrir estos espacios se enmarca en una estrategia más amplia para proteger a la población vulnerable ante el aumento de olas de calor en China, fenómeno que ha sido atribuido al cambio climático y a la urbanización acelerada. Otras ciudades como Wuhan y Chongqing también han implementado medidas similares en años recientes.
Mientras Hangzhou se adapta con creatividad a los desafíos climáticos, expertos advierten que este tipo de soluciones, aunque efectivas a corto plazo, deben complementarse con políticas de infraestructura sostenible y planificación urbana resiliente.
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