Según reveló la revista Semana, Santos ha retomado contactos con diversas figuras políticas y académicas para estructurar un movimiento de centro que sirva de contrapeso tanto al uribismo como al petrismo, sectores que, a su juicio, representan los polos opuestos que han dividido al país. “Hoy tenemos a un extremista de izquierda”, afirmó el expresidente, refiriéndose al actual mandatario Gustavo Petro, al tiempo que advirtió sobre los riesgos de un eventual ascenso de la derecha radical. “Si llega un extremista de derecha, lo único que obtenemos es un país ingobernable. Las probabilidades de estallidos sociales y bloqueos aumentarán. Y así, entre gritos, el país no avanza”, puntualizó.
Desde que dejó la Casa de Nariño en 2018, Santos se había mantenido alejado de la competencia electoral, sin intervenir ni en la elección de Iván Duque ni en la posterior llegada de Petro al poder. Su regreso, sin embargo, marca un giro en la dinámica política nacional, pues busca competir directamente con dos de sus más antiguos contendores: Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria Trujillo, ambos con amplia influencia en el Centro Democrático y el Partido Liberal, respectivamente.
El anuncio ha generado reacciones inmediatas. El expresidente Iván Duque cuestionó la autenticidad de la postura independiente de Santos, asegurando que “la evidencia es notoria” sobre los vínculos entre el santismo y el gobierno actual, debido a la presencia de varios exfuncionarios del Nobel en el gabinete de Petro. Duque mencionó nombres como Juan Fernando Cristo, Alejandro Gaviria, Mauricio Lizcano, Alfonso Prada y Luis Gilberto Murillo, todos con trayectoria en la administración Santos.
Pese a las críticas, el exmandatario ha insistido en que su discurso busca reivindicar el valor de la moderación y el debate constructivo. En sus redes sociales, Santos difundió un mensaje en formato de cuestionario para invitar a los ciudadanos a reflexionar sobre los riesgos del autoritarismo y el populismo, sin importar su procedencia ideológica. “No importa si es de izquierda o de derecha. Si responde sí a varias de estas observaciones —como modificar la Constitución, atacar la prensa o calificar de enemigo a quien piensa diferente—, no hay nada que dudar: déjalo ir”, escribió.
En otro video, el exmandatario evocó los años de su gobierno (2010-2018) y destacó la importancia de la serenidad y el trabajo en equipo. “Las claves: moderación, buenos equipos y mucho diálogo”, dijo, en un tono que busca conectar con un electorado desencantado de la polarización.
Aunque Santos no ha anunciado aún un candidato propio, mantiene cercanía con varias figuras del espectro político. Entre los posibles aliados se mencionan Sergio Fajardo, matemático y exgobernador de Antioquia; Roy Barreras, excongresista y defensor del Acuerdo de Paz; y Luis Gilberto Murillo, exdiplomático y actual ministro, con quien ha tenido diferencias puntuales por su postura frente a Venezuela.
El Nobel de Paz también ha reactivado su presencia en la red social X, donde inició una serie de publicaciones bajo el lema “Hechos de gobierno”. Allí recordó algunos logros de su administración, como la reducción de la pobreza monetaria del 37,2% al 27%, la disminución de la pobreza extrema del 12,3% al 7,2% y la mejora del índice Gini, que pasó de 0,563 a 0,517, reflejando avances en la distribución del ingreso. “Hoy arranco con esta serie de hechos, o ‘factos’, como dicen hoy, de nuestro gobierno. No por ostentación, sino para recordar que cuando actuamos con sensatez, las cosas salen bien”, escribió.
Santos insistió en que el país necesita propuestas sólidas para fortalecer la clase media y garantizar un crecimiento equitativo. “Ningún candidato, de ninguna corriente política, debe perder de vista que hay que tener propuestas robustas para alcanzar una clase media más grande y estable”, subrayó.
Con su regreso al debate nacional, Juan Manuel Santos reabre el escenario político con un mensaje centrado en la reconciliación, el equilibrio y la búsqueda de consensos. En medio de un panorama polarizado y con la campaña de 2026 ya en marcha, su reaparición plantea un nuevo desafío a las fuerzas tradicionales y promete reavivar el debate sobre el futuro del país.

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